NEW YORK.- Cuando la alcaldía de un pueblito de Illlinois decidió instalar afuera de un mall cámaras para monitorear automovilistas infractores en Noviembre pasado logró recaudar un millón de dólares en multas en tres meses, sólo por concepto de conductores que se pasaron la luz roja.
El costo administrativo mensual de cada cámara, en promedio es de 5 mil dólares y lo que realmente molesta a la ciudadanía es que la administración sea entregada a empresas lucrativas, cuando -en todo caso- podría darse a organismos no lucrativos que tengan un compromiso u objetivo relacionado con la seguridad ciudadana.
Según The Wall Street Journal en todo el territorio estadounidense hay alrededor de tres mil cámaras de vigilancia y algunas están enlazadas a redes interestatales. Los detractores del uso de las cámaras lo consideran espionaje; pero se reconoce que las cámaras ocasionalmente han ayudado a atrapar criminales, pues tienen la capacidad no sólo de registrar la velocidad de los autos, sino también de fotografiar con claridad a los conductores.
Los infractores de tránsito son una de las principales fuentes de ingresos de la hacienda pública en los Estados Unidos. Hay estados que pueden generar cerca de 200 millones de dólares al año por infracciones, que también son una veta de negocios para empresas que aprovechan las malas intenciones de algunos ciudadanos que buscan eludir a la justicia, como las que venden cubiertas plásticas para las matrículas de los autos, que supuestamente reflejan el flash de la cámara “espía” e impiden el registro de la matrícula y la multa por pasarse los “altos” y otras infracciones, lo cual, desde luego, está prohibido y puede llevar a la cárcel al infractor. <<>>
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